Quizá un título rimbombante para
Quizá sea un título rimbombante para un artículo de opinión, pero es una idea que se basa en mi anterior idea de artículo; y a pesar de que me olvidé de forma consciente –gracias S, por recordármela- he descubierto que fue madurando hasta llegar a esta.
Tras esta brevísima introducción, he de estallar. Al principio creía que era rabia e indignación por la “reciente” necesidad, a mi modo de ver, exacerbada de odiar. Y digo odiar porque no se me ocurre mejor palabra para definir lo que venimos viviendo en los últimos años ( y no hablo de un par de años…). Si, odio; así sin más, sin paños calientes, sin paliativos. Y es que mire donde mire encuentro la semilla del rencor, del odio, del “anti-algo”. La sociedad se ha abocado a crear máquinas de odiar: ya no basta con ser del Madrid, hay que ser antibarcelonista, no basta con ser de un partido de derechas, hay que ser antipodemos… Todo este “arrebato” viene a santo de un video que ví, en el que un joven expone sus razones para no ser de izquierdas. Y resumiendo todo lo que voy a decir a continuación mi duda fue ¿se puede tener tan poca entereza para no poder defender tu ideología, sino tener que atacar la de los demás?
Me explico con un poco más de recorrido. En mi caso, imagino que los que me leéis ya intuís o sabéis que soy de izquierdas; pero mi ideología política no la defino en base a lo que no me gusta de la derecha, sino a través de lo que entiendo que es lo importante para mí de una ideología de izquierdas. Y lo mismo con los deportes, aunque no soy muy futbolero hay grupos antimadridistas, antibarcelonistas,… Y poco a poco indagas, y hay semillas de odio en todas partes.
Pero no, no quiero partir una lanza en favor de la izquierda o la derecha, al margen que el video al que me he referido es tendencioso y demagógico (en su sentido más amplio, solo cuenta las partes que le interesa, pero es su opinión y por muy sesgada que sea, hay que respetarla; a pesar de que al convertirse en divulgador, debería tener cuidado; aunque le ampara otro de los problemas de los que adolece nuestro tiempo). Como decía este artículo no se basa en la idea de izquierda o derecha sino en porque está arraigando esta cultura del odio con tanta fuerza. Mis dudas vuelan alrededor de ese punto central. El odio como motor, ya “las gentes” de Mayo del 69 sabían que había que hacer el amor y no la guerra… -cambiad guerra por odio y tenemos eslogan para rato-. No soy ninguna suerte de hippie de los 60, ni creo que haya que ir por ahí repartiendo flores, pero sí creo que nos estamos atrincherando en lo que nos diferencia en lugar de buscar nexos de unión.
Y ahora si voy a poner un toque político, pero solo por centrarme en una idea. La famosa idea catalana del “España nos roba” que degeneró en los gritos de “a por ellos”. Una plantaba la idea del odio a España y la otra a los catalanes. Una actuación deplorable por ambas partes; mi análisis político lo dejo para otro artículo –aunque soy poco de estos berenjenales-. Lo importante es que España nos roba, de verdad –entendamos España como el gobierno central- y nos roba de verdad, pero a todos los españoles. Y podría haber sido una idea que nos aunara en el esfuerzo común de echar a los corruptos del gobiernos, pero al final fue usada con fines políticos para dividir, y todos conocemos la máxima: “divide y vencerás”, y así fue; vencieron “los malos” y enfrentaron a un pueblo.
Es una pena que estemos obcecados en acentuar las diferencias con el otro en lugar de buscar algo que nos una como pueblo, al final va a ser cierto que en plena globalización; cuanto más al alcance está todo, más aisladas están las personas y los sentimientos. Hobbes tenía razón al afirmar que el hombre es un lobo para el hombre; porque a día de hoy la sociedad ya solo sirve de mantra homogeneizador para que una y otra vez, se nos conduzca en pos de lo que ahora llaman posverdades; que no son más que lo que siempre hemos conocido como MENTIRAS.
La reflexión que queda, en este pozo de inmundicia humana al que llamamos sociedad –que no es tal, sino una amalgama de individualismos – es que da igual lo que seas, lo que logres por ti mismo o cualquier otra cosa, la única idea es que cuanto más abajo esté el otro más arriba estás tú.